Después de 4 meses volví a animarme a continuar con el eva Technique Impossible. Obviamente que el panorama de encontrarme con esa parte ausente era lo que más me frenaba (aparte de la falta de tiempo). Después de estar peleando un rato con una de las piezas que estaba intentando hacer, se me quebró y sali desesperado a mandarle un mail a los señores de Kotobukiya, el cual aún no han contestado, comentando mi problema y el pedido de que al menos me mandasen los datos técnicos de las piezas para poder hacerlas siguiendo las medidas originales (ya que la piezas no me las mandaban ni cagando)
jueves, 12 de noviembre de 2009
calma después de la tormentilla
Después de 4 meses volví a animarme a continuar con el eva Technique Impossible. Obviamente que el panorama de encontrarme con esa parte ausente era lo que más me frenaba (aparte de la falta de tiempo). Después de estar peleando un rato con una de las piezas que estaba intentando hacer, se me quebró y sali desesperado a mandarle un mail a los señores de Kotobukiya, el cual aún no han contestado, comentando mi problema y el pedido de que al menos me mandasen los datos técnicos de las piezas para poder hacerlas siguiendo las medidas originales (ya que la piezas no me las mandaban ni cagando)
viernes, 17 de julio de 2009
Momentos de zozobra
Con sus altos y bajos, el armado venía bien hasta este momento. Hasta que me dí cuenta que faltaban dos piezas importantísimas para los dos pies, que los sotienen juntos como una unidad: Esta es mi cara cuando me dí cuenta que faltaban las piezas:
en Nqn, parte 2
continua el armado en Neuquén
Aprovechando a visitar a la madre de nati en Nqn y por motivo de un trámite hiper pelotudo y complicado con los putos de Claro (long story short: quiero cambiar el equipo por uno X, en Roca no lo puedo hacer porque no lo hacen los agentes, ni el servicio de claro de venta telefónica, sólo centro de atención al cliente (en la región, sólo en Nqn (x2) y Bariloche o locales como Frávega, etc. Voy a Nqn, en Frávega, etc, no cambian por ese equipo en particular, en los centros de atención no lo tienen ni atienden consultas telefónicas, ni siquiera te guardan el équipo si lo tuvieran, tenés que caer en el momento preciso que lo tengan, comerte más de una hora de cola vayas a ala hora que vayas, a 2 grados bajo cero en la vereda por la puta H1N1 y, cuando te atienden, esperar que justo lo tengan... adivinen, 2 veces me comí eso y no lo tenían, que se lo metan en el orto y se saquen fotos de 3.2 megapíxeles desde adentro de su colon.)
lunes, 13 de julio de 2009
sigue la parte 2
Acá empezó a complicarse un poco más. Descubrí que las piezas de resina eran bastante frágiles, además de que algunas de ellas estaban moldeadas con imperfecciones y que costaba hacerlas encajar. Como se ve en la pieza de arriba, una de las que forman el antebrazo, la puanta donde va la bola que articula la muñeca vino quebrada, hubo que hacer corte y confección, poner un suplemento por afuera, lijar y moldear bastante, aunque esto no es nada comparado con lo que está por venir (suspenso!!). Sumado a eso tuve que lijar la bolita de la muñeca porque era muy grando para el espacio donde tenía que encajar.
Como decía antes, uno de los problemas que pensaba que iba a encontrar era que buena parte del armado sería de piezas que no tenían ningún parecido con el aspecto externo del modelo terminado, así que tenía que seguir a ciegas lo que entendiera de las instrucciones. En esta parte, que trabajé durante el feriado del 9 de julio (2009, pa la posteridá), empezó a tomar forma humanoide:
parte 2
La segunda entrega arrancó más tranquila, ya no me sentía tan superado por las incomprensibles (para mí, obviamente) instrucciones en japonés, y agarré un ritmo interesante, hasta que encontré que tenía que empezar a modificar piezas y a atravesar algunas con pedacitos de alambre para fijarlas. Acá se ve parte de la articulación de un codo
sábado, 11 de julio de 2009
días feos.. hobbies de entrecasa: Armando el Evangelion 3 de kotobukiya
sábado, 16 de mayo de 2009
Descenso del cerro Otto
Después de un lapso de tiempo importante, surgió la inspiración necesaria para narrar la experiencia de mi 1er descenso del Cerro Otto, Bariloche, en los Rollerblade Coyote. Aclaraciones pertinentes, antes de comenzar el relato: por seguridad (o mariconeo, según su perspectiva ^_^) bajé por el camino de ripio que va desde la calle Pioneros hasta la confitería giratoria. Otra es que por el
estado del camino, no pudimos ascender en el auto hasta la confitería (si, otra mariconeada más, si se enterasen los que subieron y bajaron el Monte Kilimanjaro en patines se mueren de risa http://www.skatelog.com/countries/tz/mt-kilimanjaro.htm), para iniciar ahí el descenso, por lo que hubo que conformarse con empezar en el refugio Berghof. Y aquí la 3ra aclaración: puesto que éramos solamente dos, yo patinando y
mi cuñado Omar en auto, no había quien tomase fotos, la única que sacamos fue antes de comenzar a bajar al lado del cartel del refugio, desde un celular y que se perdió en el espacio teleradiofónico para siempre.
El descenso comenzó el sábado 27 de diciembre de 2008 a media mañana.
La primer parte del terreno sirvió para tomarle la medida al registro fino que necesitaba el freno, ya que la pendiente y el tipo de terreno, rocoso y firme, llevaba a tomar velocidad instantáneamente. También sirvió para probar posiciones del cuerpo que brindaran estabilidad sin limitar el acceso al freno. Esto resultó lo más complicado y me llevó a tener que parar en algunas ocasiones. Para los que no conocen los Coyotes, sepan que las 3 ruedas de 15 cm de diámetro se disponen todas debajo de la bota (a diferencia de prácticamente todos los patines off-road, excepto los Roces, que parecen esquíes con ruedas en las puntas), esto posibilita, por ejemplo, patinar en subida y que sean más maniobrables que otros, pero eleva mucho el centro de gravedad y los hace inestables. Este problema es subsanable encorvando el cuerpo, y aquí surge el dilema: para estar más estable y avanzar mejor hay que inclinarse hacia adelante. En las bajadas, el cuerpo instintivamente busca ponerse perpendicular al suelo, así que sin querer subimos el centro de gravedad y podemos llegar a tocar el freno sin querer. Además, para activar el freno movemos la pierna hacia atrás, por lo que es necesario enderezarse y, por ende, volver a subir el centro de gravedad.
Después de unos pequeños ajustes comencé a bajar a una velocidad importante por el ripio, que en este sector, hasta llegar al centro recreativo Piedras Blancas, estaba bastante firme. El sector posterior estaba muy suelto, lo que sumado a una leve pendiente negativa retrasó el descenso. Superado esto los patines tomaron ritmo de nuevo, superando sin inconvenientes las demás bajadas. Las paradas que tuve que mencioné que tuve que hacer se debieron a que en sectores con “serruchos”, el freno de se activaba y me “tiraba” la pierna para atrás. El resto fue suave y me hizo sentir eso que sólo este tipo de actividad hace sentir.
Próximamente habrá más relatos de otras experiencias de patinaje off-road, espero sus comentarios y preguntas